No hay mal que por bien no venga. El mal, un sistema de misiles lanzados desde submarinos; el bien, el submarino necesita conocer su posición exacta.

Esta necesidad bélica propició la investigación, desarrollo y puesta en marcha del sistema de posicionamiento global, GPS por su sigla en Inglés. Los dispositivos que conocemos como GPS son los receptores que entregan la posición a partir de la señal de 4 o más satélites de una constelación de 24 que orbitan la tierra a baja altura. Desde su puesta en marcha en 1994, los receptores GPS han reducido considerablemente tanto su precio como su tamaño al punto que hoy en día se encuentran en casi todos los teléfonos celulares de media y alta gama. Tanto que en EE.UU., Japón y Europa todos los teléfonos móviles deben, por ley, estar equipados con GPS para proveer la posición geográfica en las llamadas a los servicios de emergencia.

 El sistema GPS proporciona sólo la posición geográfica del receptor. Esta información usada en un dispositivo como el teléfono celular puede ser explotada de muchas y variadas formas. Un uso, que tal vez la mayor parte de nosotros conoce, es desplegar en un mapa la ubicación del teléfono; para ello el receptor GPS proporciona las coordenadas de latitud, longitud y altura, y el teléfono , a través de su conexión de datos, proporciona el mapa en donde las coordenadas cobran sentido a las personas. Adicionalmente, las aplicaciones de este estilo nos pueden proporcionar instrucciones de cómo llegar de un punto a otro. En este tipo de aplicaciones el usuario sólo recibe información, tanto de los satélites GPS, como de servidores remotos que almacenan los mapas. Sin embargo, teléfono tiene la capacidad de enviar información que puede ser utilizada centralizadamente. Por ejemplo, una aplicación que periódicamente informe la posición del teléfono a un servidor central. Si la aplicación es popular se puede tener información de tránsito, en tiempo real, a un costo mucho mas bajo que utilizando sensores de tránsito. Dicha aplicación existe “mobile millenium” y comenzó como un proyecto de investigación en la universidad de Berkeley (http://traffic.berkeley.edu), en ella los usuarios colaboran enviando su posición y a cambio reciben un mapa que muestra la congestión vehicular en ese preciso instante.

 Los usos de la posición son aún mayores, la posición dice mucho sobre nosotros mismos. Por ejemplo, si tenemos la posición de una persona durante la noche sabremos donde duerme (exceptuando quienes trabajan de noche), si sabemos donde duerme sabremos donde vive, al saber donde vive podemos saber su clase social (sobre todo en países como el nuestro donde la segregación geográfica es tan clara). Si sabemos que lugares visita en otros instantes del día, sabremos donde trabaja, donde come, lugares que visita los fines de semana, si la persona sale por la noche o no, etc.. En nuestra universidad hemos obtenido resultados donde podemos distinguir si un estudiante pertenece a una carrera u a otra sólo a partir de la información de posición en el tiempo. Ideas similares aplicadas en mayor escala, le permiten a la empresa “Sense Networks” clasificar a los usuarios en lo que ellos llaman “tribus”, cada tribu está compuesta por personas que tienen similares comportamientos, tales como los lugares que visitan por la noche, actividades que realizan los fines de semana etc.. ¿Qué beneficios reciben las personas que, voluntariamente, entregan su información geográfica a “Sense Networks”?, un beneficio es que la aplicación les informa, en tiempo real, a través de un mapa cuales son los sitios donde la gente como ellos (misma tribu), está yendo en ese momento, información que puede ser útil al momento de salir un Viernes en la noche, por ejemplo. Razonablemente esto puede provocar aprensiones de parte de muchas personas por lo que se requiere que los países tengan leyes claras que normen el uso de este tipo de información. Es un desafío abierto el que las empresas que emprendan en este tipo de servicios puedan inteligentemente aprovechar las oportunidades que se presenten sin invadir, mas allá de lo convenido, la privacidad de los usuarios. El GPS nos da la posición, sólo eso, lo que nosotros hagamos con ella es otro tema.

Werner Creixell Ph.D.

33° 2′ 7.95″S, 71° 35′ 43.09″W